martes, 5 de febrero de 2008

Lo que verdaderamente me mata es la dignidad, y lo dije desde el primer día en que no estuviste.
Y no me mata por dignidad propia, porque me sienta autoridad en la vida de nadie, o porque crea tener la razón… me mata de dolor de camino recorrido de saber que hay más y mejor y que no se ve… no se ve cuando se está ahí metidita en el círculo, empapada hasta las rodillas y con los ojitos mirando impertérritos en una sola dirección.

Me mata saber y me mata aún más saber que lo sabes y te quiero tanto que no quiero que pase de nuevo.

Pero no puedo hacer nada, no debo hacer ni decir nada… no es asunto mío, no debería ni siquiera escribir esto a sabiendas de que podrías leerlo… a mí que más me da si no es mi vida. Pero no puedo evitarlo, porque sé que es llegar a punto de ebullición – o peor, de implosión- con peligro de perder la esperanza y la confianza en la humanidad.

Yo solo estoy contigo, para lo que haya que estar bueno o malo… y espero equivocarme, porque casi siempre espero equivocarme pero ahora particularmente porque te quiero, porque quiero que estés bien, porque eres casi mi hermana… y aún no pierdo del todo la afición de cuidar con uñas y dientes –de ser necesario- a quien quiero de quien quiera hacerle daño.

1 comentario:

Sick Boy dijo...

uy... hardcore...

media vuelta y salgo... que no es conmigo jejejeje

suerteloca!!